Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar

Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar
1944, 51 x 41 cm, Óleo sobre lienzo, Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres



Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, fue uno de los pocos cuadros pintados por Dalí en 1944.

En esta "fotografía onírica pintada a mano" -manera como Dalí denominaba sus cuadros- contemplamos un paisaje marino de lejanos horizontes y tranquilas aguas en el que Gala es una vez más la protagonista de la escena. Su cuerpo desnudo duerme flotando sobre una roca, que a su vez flota sobre el mar. Junto a éste, Dalí coloca dos gotas de agua suspendidas y una granada, símbolo cristiano de la fertilidad y la resurrección. Sobre ella vuela una abeja, insecto que tradicionalmente simboliza a la Virgen. El zumbido de la abeja se traduce en la mente de Gala en un sueño en el que la explosión de una granada hace q salga despedido un pez, de cuya boca sale un tigre y de sus fauces sale otro, el que al parecer caza una escopeta presuntamente a punto de disparar una bala sobre Gala dormida.
Gala es un eslabón de la cadena: Ella sueña la granada, de la que sale lo demás, y esto vuelve hacia ella. Sobre esto, un elefante con largas patas de flamenco, lleva sobre su espalda un obelisco.

En este sueño, que tiene lugar en plena luz del día, Dalí pretendía, según explicó en 1962, "poner en imágenes por primera vez el descubrimiento de Freud del típico sueño con un argumento largo, consecuencia de la instantaneidad de un accidente que provoca el despertar. Así como la caída de una barra sobre el cuello de una persona dormida provoca simultáneamente su despertar y el final de un largo sueño que termina con la caída sobre ella de la cuchilla de una guillotina, el ruido de la abeja provoca aquí la sensación del picotazo que despertará a Gala".

En esta etapa Dalí ya ha comenzado a cambiar de estilo y se inclina por una tendencia clásica en sus pinturas, a pesar de que aún en este cuadro se repiten varios elementos tradicionales de su etapa surrealista anterior, como los desnudos, los elefantes, objetos flotando y el contraste entre la agresividad y la tranquilidad; que en este caso se ve reflejada con la serenidad del paisaje, con el agua, las rocas y el cielo, que contrasta con la fiereza de los tigres y agresividad del fusil.